Para comprender algo es necesario reconocer su origen, identidad y propósito.
Cuál es el origen del arte, ¿dónde se origina?
Arte es una actividad emocional y emoción es la capacidad sensible que
nos permite captar lo necesario. El arte es producto de una necesidad.
¿Qué es necesidad? Necesidad es una sensación de carencia que
espera ser satisfecha.
Acabamos de afirmar algo, demasiado complejo.
Sensación es una respuesta de desacomodo, cuando acomoda no se siente,
se asume. La certeza, no produce sensación alguna, la paz, tampoco, el sentirse
querido tranquiliza, el sentirse confiado también, el sentirse beneficiado
también, en esos acomodos no se siente nada, se establece la paz, el amor, la
bondad, el valor. El valor se establece
no se siente.
La alegría, por ejemplo, es una sensación de conquista, se logra algo que
no se tenía y por eso se muestra gratitud. La risa o la alegría son
manifestaciones extremas de gratitud, pero son extremas. Solo se manifiestan en
la demasía, en los excesos.
Las sensaciones son demostraciones de excesos o
carencias.
¿Qué es gratitud? Gratitud es una manifestación de agradecimiento. Es el reconocimiento de un favor o beneficio
que se nos ha hecho.
Sentimos frío al bajar la temperatura, calor cuando se supera la
temperatura corporal, hambre cuando se carece de nutrientes, empacho cuando se
excede en ellos. Miedo, cuando se teme perder la estabilidad, seguridad o salud, etc.
Las sensaciones son alarmas de la posible pérdida de la estabilidad,
por la posibilidad de un cambio de estado, de un exceso o carencia.
Si la necesidad es una sensación de carencia, ha de existir el carente
que necesita ser satisfecho. De no existir el carente no existiría posibilidad
alguna de necesitar. Por lo tanto, el origen del arte surge de una imperiosa necesidad perteneciente a un carente.
El origen del arte se desprende de la creación y el origen de la
creación es un carente que necesita del beneficio de lo creado.
¿Puede una creación crearse por sí sola? Si decimos que crear es el producto resultante
de una necesidad, y si comprendemos que cualquier necesidad para que sea
satisfecha o manifiesta ha de establecer la estructura base de cuatro
posiciones, entonces, la creación no puede hacerse a sí misma o por sí sola,
necesita irremediablemente de un propósito y de un creador. El creador de una
creación, tampoco es quien lo origina, el origen de la creación es la
necesidad.
Antes afirmamos que la necesidad es una sensación de carencia, y
sabemos que toda carencia necesaria, se pretende, se espera satisfacer y lo que
satisface a cualquier necesidad vale al carente, lo satisface, en otras
palabras, lo agrada, se ajusta a la razón que lo declara necesario y lo beneficia.
Aquello que beneficia, se ajusta y agrada es un valor.
Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface al sujeto que
lo aprecia.
Aquí acabamos de involucrar en la existencia del valor a “alguien” un apreciador. ¿Podría existir un valor sin quien lo aprecie? ¿Cuánto valdría un
valor si no existe el alguien que lo aprecie? ¿Cuánto vale un dólar para nadie?
El valor contiene una dualidad importante a descubrir: se espera y se
disfruta. El amor es un valor que se espera y se disfruta, la verdad es un
valor que se espera y se disfruta, la bondad es un valor que se espera y se
disfruta.
Si se pretende… existe contenida en él una dosis de deber, se debe
buscar, se debe lograr, se debe reconocer, se debe recibir para disfrutarlo. Y
ese disfrute solo surge y se desprende de la satisfacción pretendida, de la
razón justificativa y del propósito logrado o realizado, por lo tanto, la
gratificación del disfrute es un derecho al que logra la conquista del valor.
El que ama, al ser amado disfruta del amor; el legal al juzgarse justo recibe el beneficio de la justicia, el
que se propone algo, el algo que realiza beneficia su proposición.
Ahora comprendemos que el valor contiene un
deber y un derecho, el deber de realizarse y el derecho al beneficio de lo
realizado. En esa realización se establece la autoría y el respeto. Autoría de la autoridad, autora de lo
realizado y respeto en la respuesta del objeto a lo necesario. La autoridad no es de ningún modo el
impositivo autoritario que se impone sobre los subordinados sometidos, eso no
es autoridad. Autoridad es el producto de la autoría. El padre es el autor de
sus vinculados y el respeto de sus vinculados
declara su autoridad.
La autoridad sin respeto no es declarada, es
asumida. Asumir la autoridad es distinto de establecerla. La autoridad se
establece cuando el objeto realizado, convencido y motivado responde a la
voluntad de su creador libre e incondicionalmente. Su respuesta voluntaria es un signo de respeto y el respeto
declara la autoridad. Para mantener la autoridad el sujeto debe seducir, persuadir
y motivar al objeto a responder sin condiciones, convencido, y motivado.
En el valor originario de la creación existen deber y derecho. Deber es una obligación motivada por el derecho a disfrutar
de un beneficio, y derecho es la garantía a disfrutar del beneficio del
cumplimiento de un deber.
Tanto el deber como el derecho son sensaciones y esas sensaciones, son
producto de una capacidad emocional, pero existen deberes sensibles, deberes
cognoscitivos y deberes creativos, motivados por los derechos a la libertad de
actuar, a la justicia y a la salud.
Si el valor se debe y se disfruta, ha de someterse a alguien con la
capacidad emocional de sentir. Alguien capaz de captar lo necesario y de
responder con lo adecuado. Y ese alguien contenido en la sensibilidad que juzga
necesario o adecuado ese valor, es un servidor custodio de ciertas normas.
Normas que declaran necesario o satisfactorio ese valor. Al custodio de las normas, lo que declara
valido, justo y bueno, es eso que llamamos conciencia.
Conciencia es el código
rector que dictamina lo legal o legítimo, lo bello, lo bueno y que rechaza
lo malo, lo falso y lo desagradable. La
necesidad espera siempre y en todo ser satisfecha, porque la necesidad es una
sensación de carencia que espera y pretende ser satisfecha. Si la conciencia no
admite lo malo, lo falso o lo invalido, porque no le satisface, podemos afirmar que la necesidad creativa se
origina en la conciencia del valor.
Pero la conciencia tampoco puede
establecerse por sí sola, necesita del establecimiento consciente del valor de
la bondad, del valor de la justicia y del valor de la unidad. La conciencia del
valor se hace consciente en su consecución.
Para que exista conciencia de lo legal o de lo legítimo es necesario de
la ley, para que exista conciencia del amor es necesario de la unidad con el
amado o con lo amado y para que exista conciencia de la bondad es necesario de
lo bueno cumplido, o completado. Por lo mismo, se deduce que la creación es el objeto necesario para la declaración de
conciencia.
Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder, absolutamente
todos. Luego todos los actos son productos de una conciencia que los declara
necesarios, justos y beneficiosos, por ese motivo existen.
La conciencia es un código rector, pero además es un originario de lo
creado y es a la vez el receptor del beneficio de lo creado. La conciencia
disfruta, justifica y pretende o propone.
Estamos declarando a algo que quiere, sabe y puede, dotado de libertad
porque crea, dotado de autonomía porque juzga y reconoce por si sola y dotada
de responsabilidad porque responde al cumplimiento del deber necesario. La llamamos
conciencia del valor, pero ese nombre le queda chico, muy chico, esa conciencia
es una entidad anímica, porque se anima a ser satisfecha, se anima a crear lo
justo para ser satisfecha, en ese sentido es absoluta. Solo se motiva a cumplir
con lo que se debe, solo reconoce lo legitimo y solo disfruta de lo que la
satisface. A esa entidad dotada de poder, juicio justo y libertad, que es
siempre y en todo responsable, siempre y en todo justa y siempre y en todo
válida… ¿qué nombre se le debería poner? Esa entidad es el origen de la
creación y esa entidad es el origen del arte.
Esa entidad no solo existe en ti y en mí o en nosotros, existe en todo
acto creado. Si todo acto es producto resultante de una fuerza y fuerza es
acción, dirección y recorrido, y si la única manera de que esa acción dirección
y recorrido vuelva a su lugar de origen es con una orientación pretendida, es
decir, con una proposición necesaria contenida en la energía originaria de la
fuerza originada, podemos llegar a la conclusión de que la energía creadora de
la primera fuerza, la PRIMERA ENERGÍA UNIVERSAL contiene en si conciencia de lo
necesario, de lo justo y de lo bueno.