lunes, 11 de marzo de 2013

ORIGEN DE LA CREACION


Para comprender algo es necesario reconocer su origen, identidad y propósito.
Cuál es el origen del arte, ¿dónde se origina?
Arte es una actividad emocional y emoción es la capacidad sensible que nos permite captar lo necesario. El arte es producto de una necesidad.

¿Qué es necesidad? Necesidad es una sensación de carencia que espera ser satisfecha.
Acabamos de afirmar algo, demasiado complejo.
Sensación es una respuesta de desacomodo, cuando acomoda no se siente, se asume. La certeza, no produce sensación alguna, la paz, tampoco, el sentirse querido tranquiliza, el sentirse confiado también, el sentirse beneficiado también, en esos acomodos no se siente nada, se establece la paz, el amor, la bondad, el valor.  El valor se establece no se siente.

La alegría, por ejemplo, es una sensación de conquista, se logra algo que no se tenía y por eso se muestra gratitud. La risa o la alegría son manifestaciones extremas de gratitud, pero son extremas. Solo se manifiestan en la demasía, en los excesos. 
Las sensaciones son demostraciones de excesos o carencias.

 ¿Qué es gratitud? Gratitud es una manifestación de agradecimiento.  Es el reconocimiento de un favor o beneficio que se nos ha hecho.

Sentimos frío al bajar la temperatura, calor cuando se supera la temperatura corporal, hambre cuando se carece de nutrientes, empacho cuando se excede en ellos. Miedo, cuando se teme perder la estabilidad, seguridad o salud, etc.
 Las sensaciones son alarmas de la posible pérdida de la estabilidad, por la posibilidad de un cambio de estado, de un exceso o carencia.

Si la necesidad es una sensación de carencia, ha de existir el carente que necesita ser satisfecho. De no existir el carente no existiría posibilidad alguna de necesitar. Por lo tanto, el origen del arte surge de una imperiosa  necesidad perteneciente a un carente.

El origen del arte se desprende de la creación y el origen de la creación es un carente que necesita del beneficio de lo creado.

¿Puede una creación crearse por sí sola?  Si decimos que crear es el producto resultante de una necesidad, y si comprendemos que cualquier necesidad para que sea satisfecha o manifiesta ha de establecer la estructura base de cuatro posiciones, entonces, la creación no puede hacerse a sí misma o por sí sola, necesita irremediablemente de un propósito y de un creador. El creador de una creación, tampoco es quien lo origina, el origen de la creación es la necesidad.

Antes afirmamos que la necesidad es una sensación de carencia, y sabemos que toda carencia necesaria, se pretende, se espera satisfacer y lo que satisface a cualquier necesidad vale al carente, lo satisface, en otras palabras, lo agrada, se ajusta a la razón que lo declara necesario y lo beneficia. Aquello que beneficia, se ajusta y agrada es un valor.

Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface al sujeto que lo aprecia.
Aquí acabamos de involucrar en la existencia del valor a “alguien” un apreciador. ¿Podría existir un valor sin quien lo aprecie? ¿Cuánto valdría un valor si no existe el alguien que lo aprecie? ¿Cuánto vale un dólar para nadie?

El valor contiene una dualidad importante a descubrir: se espera y se disfruta. El amor es un valor que se espera y se disfruta, la verdad es un valor que se espera y se disfruta, la bondad es un valor que se espera y se disfruta.
 Si se pretende… existe contenida en él una dosis de deber, se debe buscar, se debe lograr, se debe reconocer, se debe recibir para disfrutarlo. Y ese disfrute solo surge y se desprende de la satisfacción pretendida, de la razón justificativa y del propósito logrado o realizado, por lo tanto, la gratificación del disfrute es un derecho al que logra la conquista del valor. 

El que ama, al ser amado disfruta del amor; el legal al juzgarse justo recibe el beneficio de la justicia,  el que se propone algo, el algo que realiza beneficia su proposición. 

Ahora comprendemos que el valor contiene un deber y un derecho, el deber de realizarse y el derecho al beneficio de lo realizado. En esa realización se establece la autoría y el respeto.  Autoría de la autoridad, autora de lo realizado y respeto en la respuesta del objeto a lo necesario.  La autoridad no es de ningún modo el impositivo autoritario que se impone sobre los subordinados sometidos, eso no es autoridad. Autoridad es el producto de la autoría. El padre es el autor de sus vinculados y el respeto de sus vinculados  declara su autoridad.
 La autoridad sin respeto no es declarada, es asumida. Asumir la autoridad es distinto de establecerla. La autoridad se establece cuando el objeto realizado, convencido y motivado responde a la voluntad de su creador libre e incondicionalmente. Su respuesta  voluntaria es un signo de respeto y el respeto declara la autoridad. Para mantener la autoridad el sujeto debe seducir, persuadir y motivar al objeto a responder sin condiciones, convencido, y motivado.

En el valor originario de la creación existen deber y derecho. Deber es una obligación motivada por el derecho a disfrutar de un beneficio, y derecho es la garantía a disfrutar del beneficio del cumplimiento de un deber.

Tanto el deber como el derecho son sensaciones y esas sensaciones, son producto de una capacidad emocional, pero existen deberes sensibles, deberes cognoscitivos y deberes creativos, motivados por los derechos a la libertad de actuar, a la justicia y a la salud.

Si el valor se debe y se disfruta, ha de someterse a alguien con la capacidad emocional de sentir. Alguien capaz de captar lo necesario y de responder con lo adecuado. Y ese alguien contenido en la sensibilidad que juzga necesario o adecuado ese valor, es un servidor custodio de ciertas normas. Normas que declaran necesario o satisfactorio ese valor.  Al custodio de las normas, lo que declara valido, justo y bueno, es eso que llamamos conciencia.

 Conciencia  es  el código rector que dictamina lo legal o legítimo, lo bello, lo bueno y que rechaza lo malo, lo falso y lo desagradable.  La necesidad espera siempre y en todo ser satisfecha, porque la necesidad es una sensación de carencia que espera y pretende ser satisfecha. Si la conciencia no admite lo malo, lo falso o lo invalido, porque no le satisface,  podemos afirmar que la necesidad creativa se origina en la conciencia del valor.

Pero la conciencia  tampoco puede establecerse por sí sola, necesita del establecimiento consciente del valor de la bondad, del valor de la justicia y del valor de la unidad. La conciencia del valor se hace consciente en su consecución.  Para que exista conciencia de lo legal o de lo legítimo es necesario de la ley, para que exista conciencia del amor es necesario de la unidad con el amado o con lo amado y para que exista conciencia de la bondad es necesario de lo bueno cumplido, o completado. Por lo mismo, se deduce que la creación es  el objeto necesario para la declaración de conciencia.

Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder, absolutamente todos. Luego todos los actos son productos de una conciencia que los declara necesarios, justos y beneficiosos, por ese motivo existen.

La conciencia es un código rector, pero además es un originario de lo creado y es a la vez el receptor del beneficio de lo creado. La conciencia disfruta, justifica y pretende o propone.

Estamos declarando a algo que quiere, sabe y puede, dotado de libertad porque crea, dotado de autonomía porque juzga y reconoce por si sola y dotada de responsabilidad porque responde al cumplimiento del deber necesario. La llamamos conciencia del valor, pero ese nombre le queda chico, muy chico, esa conciencia es una entidad anímica, porque se anima a ser satisfecha, se anima a crear lo justo para ser satisfecha, en ese sentido es absoluta. Solo se motiva a cumplir con lo que se debe, solo reconoce lo legitimo y solo disfruta de lo que la satisface. A esa entidad dotada de poder, juicio justo y libertad, que es siempre y en todo responsable, siempre y en todo justa y siempre y en todo válida… ¿qué nombre se le debería poner? Esa entidad es el origen de la creación y esa entidad es el origen del arte.

Esa entidad no solo existe en ti y en mí o en nosotros, existe en todo acto creado. Si todo acto es producto resultante de una fuerza y fuerza es acción, dirección y recorrido, y si la única manera de que esa acción dirección y recorrido vuelva a su lugar de origen es con una orientación pretendida, es decir, con una proposición necesaria contenida en la energía originaria de la fuerza originada, podemos llegar a la conclusión de que la energía creadora de la primera fuerza, la PRIMERA ENERGÍA UNIVERSAL contiene en si conciencia de lo necesario, de lo justo y de lo bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario