7—DESARROLLO MORAL DE LA CREACION
Creación, involucra la consecución de “ideales” o
ideas.
Ideal y
propósito, son sinónimos de esperanza. Esperanza depositada en una
alternativa que satisface. Como alternativa que satisface, el ideal de la
creación es una opción tomada en libertad y que a la vez equivale, —puesto que
es justamente la cualidad que satisface—, al propietario del ideal. Por lo
tanto el ideal, cualquiera que este sea, contiene inserto en él, una dosis de
valor, deber equitativo, pues debe satisfacer al creador y a su obra, y
libertad. Valor, justicia y libertad, son atributos esenciales contenidos en la
labor creativa, o artística.
Valor, además de ser la cualidad que
satisface, en el momento que satisface, es también la esperanza que motiva al
logro de la experiencia de la satisfacción. Satisfacción y motivación están
presentes en la misma experiencia del valor. Por eso, que aquello que nos
complace, nos invita a apreciarlo nuevamente. La satisfacción del valor,
establece una justa medida entre el sujeto satisfecho y el objeto que satisface. Esta equitativa
relación transforma al valor en justo, además de bello, porque es complaciente
y bueno porque satisface.
Justicia es paridad equitativa,
responsabilidades compartidas entre autor y obra, que satisfacen a ambos,
sujeto y objeto. También es recognición o elementos coincidentes, que
establecen un estado de moderación en su
justa medida. Es, lo que satisface al “nosotros” por igual; tanto al yo, como
al otro, o a lo otro. Para eso es preciso de estar convencido de la equidad
entre el sujeto y el objeto que intervienen en la justa medida. Y, la
convicción no puede ser impuesta por un tercero, ni por el otro. Debe ser auto
convicción personal, basada en la
obediencia al ideal de la creación, para
lo cual es necesario del uso de libertad. Además, si la convicción es libre y
complace, la experiencia de la equidad, o justa medida también es un valor porque es complaciente, y por lo tanto es
bueno.
Libertad es la capacidad de optar por una
alternativa de manera autónoma. Pero la experiencia de la opción libre, está
depositada en el logro de la satisfacción. La libertad de opción está —siempre—
orientada hacia la alternativa que satisface. Lo que nos indica que la libertad
está indesligablemente conectada con el valor, con lo que satisface. La opción
libre sólo elige lo que satisface a la opción. Por eso, de entre cualquier
alternativa, escoge lo válido, lo justo y lo bueno.
Pero, sabemos que lo válido, justo, y
bueno para uno, puede no serlo para el otro. Es aquí donde se precisa de una
comprensión del paradigma universal de
valor moral (de la relación que establece la conciencia con la persona) y ético
(de las relaciones interposicionales o interpersonales que establece el
individuo). No me voy a referir ahora al análisis de los valores absolutos, que
veremos sin duda más adelante, lo que vamos a analizar es el desarrollo moral
de la creación.
Según Laurence
Kohlberg, profesor de la Universidad de Harvard, la creación o el proceso de
crear, atraviesa por un período de crecimiento en tres etapas, a las que él
denomina etapa premoral, convencional y
de principio, Este proceso de
crecimiento de la creación no tiene nada que ver, según él, con el cómo esta
realizado el trabajo, si está bien o mal; sino,
que se trata de las razones por las cuales se realiza la creación. Lo
que se desarrolla a través de estas etapas es el razonamiento y no los
hechos.
En el primer nivel, etapa premoral. La razón
por la cuál se realiza el acto creativo, según Laurence Kohlberg, es por
recibir premio o evitar castigo. En esta etapa, el creador teme al no saber si
su objeto creado o producto será aprobado o rechazado por otros. Esta etapa es
delicada, puesto que cualquier sobrestima o rechazo puede acabar con la
decisión de crear y, consecuentemente, con el creador.
El creador que se
encuentra en este nivel necesita de la aprobación, pero más que del trabajo,
necesita de la aprobación de su personalidad como ser creativo. En esta etapa,
la frase “tienes grandes habilidades” es más útil que la frase “tu trabajo es
muy lindo”. Por lo tanto, según
Laurence Kohlberg, no debemos sobre valorar los trabajos de quienes se inician
en el desarrollo creativo.
En la segunda etapa, nivel convencional, la
razón de crear, reside en el ganar, o, lograr y mantener la aprobación grupal.
El creador, en esta etapa, necesita sentirse a nivel de grupo. Busca el apoyo
de los demás porque se siente seguro de lo que hace y necesita compartir su
trabajo bien hecho con el grupo. La necesidad por mostrar su trabajo surge de repente
porque se siente seguro de que lo creado por él es igual o mejor que lo del
grupo. En esta etapa es necesario precisar y aceptar la realidad personal sin
compararlo con otros porque es el momento idóneo para desarrollar la
prepotencia o arrogancia.
El sentirse seguro
está muy cerca del “yo soy mejor” y por lo tanto, la sobrestimación, sobra en
esta etapa. Además, es necesario educar al creador a comprender en esta etapa
que los conceptos bueno y malo son meras
etiquetas humanas y no grados naturales. En la naturaleza no hay seres buenos y
malos. Cada ser cumple su propósito y ese es su porqué. No es ni bueno, ni
malo, simplemente es.
La noción de bueno o malo, bonito o feo, verdadero o
falso, es una cualidad que atribuye el apreciador, según este establezca una correlatividad, recognición o
correspondencia con lo que aprecia, pero no es un atributo del objeto en sí.
Todo es bueno o malo según se necesite, o no se necesite; nos interese, o no
nos interese; o nos satisfaga o no nos satisfaga.
En la tercera etapa o
nivel de principio, la razón por la que uno crea es ya por iniciativa personal
y por acción responsable el creador en esta etapa encuentra un compromiso entre
él y su obra. En este nivel, su necesidad de crear surge porque lo siente así,
sin necesidad de aceptación o comparación. Crea por el mero hecho de crear y su
compromiso responsable se dirige al logro de niveles de excelencia en el
desarrollo de sus propias habilidades sin compararse con otros. El que su
trabajo esté bien o mal para los demás, no le influye porque él es el único
juez de su propio desarrollo. El es quien sabe donde quiere ir y como llegar.
Esta necesidad de llegar es parte de su propio desarrollo como ser humano.
Pero aún existe un
cuarto periodo luego de satisfechas estas tres etapas. Sobre la cimentación de
su iniciativa personal, el creador
desarrolla una necesidad por el
dominio de sus cualidades y de sus habilidades. Dominio basado en su desarrollo
sensible, cognitivo y volitivo.
El arte pretende la
excelencia en el trabajo, brillantez en las ideas y sensaciones de plenitud en
la apreciación. Para representar sensaciones de plenitud, el artista precisa de
la educación de su sensibilidad emocional. Sensibilidad que se desarrolla
mediante la profunda asimilación de las sensaciones de complacencia. En este
camino de desarrollo el discernimiento es fundamental para determinar el grado
de complacencia que produce la sensación recibida. El verdadero artista, es
sensible a la recognición de sensaciones agradables, de conocimientos
esenciales y de habilidades extraordinarias, que satisfacen en un grado de
armonía y de orden coherente con el orden universal de la creación.
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