5—REQUISITOS PARA LA APRECIACION
Hemos definido como creación, a la ausencia que
encuentra en su desarrollo, los elementos que le dan forma. Sin decir con esto,
que en esa “ausencia” no haya nada. El término ausencia define una irrealidad
material, pero a la vez acepta una realidad inmaterial. La necesidad, por
ejemplo, es una ausencia que contiene una realidad, la de ser una capacidad a
ser satisfecha. Pero la necesidad no existe como presencia determinada por una
forma, peso, o densidad. Otro ejemplo de esto podría ser la gravedad. La
gravedad es una fuerza que sólo se aprecia, cuando las cosas son atraídas por
dicha fuerza. Cabría decirse que la gravedad es una ausencia que encuentra en
su desarrollo los elementos que le dan
forma, porque, lo que da forma a la fuerza de gravedad, es ver cómo caen las
cosas.
La apreciación, es una disposición a dar o recibir
algo. La definimos como la capacidad de dar o recibir el valor de lo creado, e
insisto en lo creado, porque algo debe de existir para poderlo apreciar. Pero
también podemos entender a la apreciación, como una necesidad de entregarse
para sentir, o una predisposición a recibir.
Para apreciar,
ante todo, es necesario el darse. Si no doy atención a lo que observo,
difícilmente podré reconocer lo que recibo. Si no lo recibo, no lo conozco, si
no lo conozco no me motiva. Esta falta de atención reiterada, produce la
insensibilidad emocional, ignorancia y desmotivación en la persona. La
importancia de la apreciación es determinante en el desarrollo de la
personalidad.
Al observar la
belleza de un cuadro, lo primero, que uno hace es, darse atentamente a la
recepción del mismo. Al dar la atención necesaria para recibir las sensaciones,
conocimientos o cualidades provenientes del cuadro observado, estas sensaciones
llegan, y son recibidas. De estar mirando el cuadro, pero con la atención
depositada en otro objeto, por ejemplo, en el ruido del tráfico que circula por
el exterior del edificio, las sensaciones que pudiera despertar el cuadro en
mí, no serían recibidas, porque, sencillamente no estoy en la misma sincronía.
Ese es el porqué a veces no somos conscientes de lo que vemos, o del
porqué unas veces percibimos algo que no
percibimos anteriormente.
Todo estímulo produce en nosotros sensaciones, y
recibimos dos tipos de ellas: sensaciones de complacencia o de displacencia,
estado de agrado o desagrado. Unas producen iniciativas estimulantes y otras
producen iniciativas inhibitorias, que se traducen en alegría o dolor. A pesar
de no poder impedir la recepción de los estímulos, que lógicamente producen
sentimientos o sensaciones, sí podemos dominar la respuesta a un gran número de
emociones. Para eso debemos concentrarnos en la emoción, de igual manera que
para apreciar es preciso de la atención depositada en el objeto.
Decíamos que emoción es la capacidad sensible del
hombre que le permite captar las necesidades y retribuciones del objeto. En el
captar las necesidades no hay filtro alguno que impida el camino de las
sensaciones, a no ser la atrofia de los sentidos. Pero en la retribución a
dicha sensación existe contenida una gran dosis de conocimiento, y es
precisamente ese conocimiento racional, el que determina la forma de expresión
de la emoción.
El primer requisito para apreciar, es el de la
sincronía entre un sujeto que aprecia y un objeto apreciado. El sujeto que
aprecia debe ofrecerse con afecto (por el
beneficio del otro) al objeto observado. De no ser así estaría prejuzgando
las cualidades contenidas en el objeto. La apreciación ha de ser analíticamente
receptiva y verídica. El apreciador es
un observador del protagonismo de lo observado, y como observador debe contar
la realidad del protagonista, en este caso la sensación del cuadro, tal y como
es. Si el objeto produce sensaciones complacientes, no puede decir que es
desagradable, porque estaría prejuzgando y ocultando la verdad del sentimiento
de complacencia que recibió. Si por el contrario no se siente complacido,
tampoco debería prejuzgar lo observado con un “es interesante”, porque también
se estaría ocultando la sensación de displacencia. Es muy común el no saber
identificar estas sensaciones.
Apreciar es dar precio, dar valor, es hacer pública la
experiencia del valor recibido, ya sea de la complacencia, mediante la alegría,
o del conocimiento mediante la oferta de la verdad reconocida, o de las
bondades apreciadas al corresponder lo que pretendí hacer con lo realizado.
Estas satisfacciones a nuestras necesidades, intereses o deseos, son lo que
entendemos como valor. Valor es la cualidad contenida en el objeto que
satisface la necesidad del sujeto. La apreciación del valor es la experiencia y
expresión del mismo. La recognición del valor de la belleza, establece una
correlatividad entre el apreciador y lo apreciado. La recognición de la verdad
contenida en lo apreciado, establece una relación de recognición entre
apreciador y apreciado. La recognición de lo creado establece una relación de
reconocimiento de lo apreciado, por lo tanto un factor importante para la
apreciación, es el de la sincronía entre las posiciones de sujeto objeto, que
haga posible la recepción de los valores de belleza, verdad, o bondad
contenidos en lo apreciado.
Si para crear es necesario de tres
factores: El factor emocional o idea. “Pretensión de un propósito” (querer hacer). El factor intelectual o conocimiento “Comprensión del propósito” (saber hacer). Y el factor voluntad o habilidad.
“Realización del propósito” (poder hacer),
para apreciar, también es preciso sentir, conocer y poder apreciar, por
lo tanto apreciar implica un factor emocional, intelectual y volitivo. Sin
sentir la necesidad de apreciar; sin saber o conocer el cómo apreciar, o sin
tener el poder o la voluntad para apreciar, el trabajo no será apreciado.
Debemos comprender que estos
factores emocionales, intelectuales y volitivos que aquí estamos
individualizando, actúan interconectados. Por ejemplo: cualquier exposición
verbal contiene además de la enunciación del hecho la expresión de un
sentimiento motivado por el propósito de la exposición verbal.
La apreciación necesita
determinación que sustancialice la recepción del valor apreciado, a esta fuerza
le llamamos voluntad. Voluntad es la suma de impulsos e inhibiciones necesarios
para realizar un trabajo creativo o apreciativo. Tanto impulso como inhibición
son dos fuerzas conductoras. El creador debe dominar estas fuerzas para
dirigirlas hacia la realización de un propósito, por lo tanto el factor
volitivo tiene que ver con el dominio sobre el impulso o la inhibición.
En la apreciación, no sólo
intervienen estos tres factores emocionales, intelectuales y volitivos. Como
acabamos de ver, el factor dominio es
fundamental en la toma de decisiones dirigidas hacia la apreciación.
Dominio es la facultad que nos
diferencia de loa animales. El hombre tiene la capacidad de dominar sus
instintos, sus emociones, su conocimiento y su poder a voluntad. Esto es
posible gracias a su posibilidad de optar libremente. Luego, si existe una
opción sobre la decisión, debemos admitir también la existencia del factor libertad en la decisión de apreciar.
Apreciar es realizar un propósito,
lo que implica posiciones: posición apreciador o sujeto de la acción de
apreciar y posición objeto u obra apreciada. Para apreciar, el sujeto debe de
contener aspectos emocionales, intelectuales y volitivos. Sin tener necesidad
de apreciar es imposible que se manifieste un valor apreciado, sin conocer el
cómo apreciar tampoco sería posible y sin una voluntad o deseo por realizar, el
objeto apreciado no podría ser reconocido. Por lo tanto, emoción, intelecto y
voluntad existen contenidos en el sujeto o apreciador. Además el objeto creado
como efecto o producto de su causa creadora reflejará los aspectos del
contenido emocional, intelectual y volitivo del creador.
Crear es el producto de cualquier
alteración, modificación o cambio en una realidad. Esta alteración,
modificación o cambio, puede realizarse en una dimensión emocional,
intelectual, o volitiva.
En la creación interviene un modo
de obrar, caracterizado por tres condiciones de tiempo diferentes, un inicio,
medio y término de la creación, además involucra un proceso comprendido, y procedimientos o factores sucesivos
utilizados durante el tiempo preciso, para realizar la modificación en el
espacio o creación.
Tiempo y espacio son factores
elementales y determinantes tanto en la
creación como en la apreciación.
La creación (acción, actividad o
movimiento que produce la modificación o
alteración de una realidad) conlleva implícita una modificación
vertical, es decir, de tiempo, que comprende el propósito, la idea y el impulso o la necesidad de hacer y una modificación horizontal de espacio que
comprende los objetos modificables, yo, tu, sujeto, objeto. De la creación en
tiempo se desprenden tres dimensiones: emocional, intelectual y volitiva. De la
creación en espacio se desprenden tres dimensiones largo, ancho, alto.
Sin la dimensión de tiempo,
necesidad, interés o deseo, la creación sería imposible y sin la dimensión de
espacio posición, distancia, o lugar, la
creación sería imposible. Verticalidad y horizontalidad son necesarias para la
creación.
La creación es expansiva debido a
que conlleva dentro de su fuerza el contenido direccional (no hay fuerza sin
dirección) y el propósito definido. Todo lo creado obedece a un propósito, ya
sea este conocido o desconocido. El propósito emocional, intelectual o
volitivo y la dirección
al frente, atrás, arriba y abajo, derecha e izquierda, hacen de la
creación una realidad. Luego, crear es el resultado del ejercicio sensible,
cognitivo y volitivo, donde intervienen el factor tiempo “momento” expresado en
tres etapas, una de formación o inicio, otra de crecimiento o medio y otra de
completación o término y el factor espacio “lugar” expresado en distancias
verticales y horizontales.
En la apreciación también se dan
las mismas situaciones de verticalidad y horizontalidad. Podemos apreciar
aspectos de contenido que tienen que ver con el tiempo, con la historia, con
aquellos supuestos que intervinieron en la construcción de lo apreciado, pero
que no son visibles, sino a través de la deducción. A estos valores se les
denomina valor agregado. Y apreciamos también el valor específico contenido y
recibido de manera instantánea mediante la apreciación inmediata, de los
valores que se desprenden directamente del objeto observado. En la apreciación
influye también el grado de desarrollo del apreciador, así como las variantes
culturales, morales y educativas del apreciador. Crear y apreciar, apreciar y
crear, no son más que dos extremos de la necesidad de cumplir un propósito.
Algunas condiciones que deben
existir en el proceso de la creación y apreciación son estas:
1 - SUJETO - OBJETO,
CAUSA-EFECTO (posiciones)
2 - LIBERTAD
(autonomía)
3-
OPCION
(alternativa)
4 - PROPOSITO
(idea)
5 - EMOCION (necesidad ) INTELECTO ( interés) VOLUNTAD (habilidad)
6 - TIEMPO
(momento)
7 - ESPACIO
(lugar)
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