2—¿QUÉ ES CREACIÓN?
Siempre y cuando el arte surja
como producto de un creador en estado de crisis existencial, desorientado,
insatisfecho, ensimismado y anárquico; mientras el comerciante de arte y toda
la parafernalia que compone el paradigma de la folklórica cultura, que viste de
seda y púrpura al “artista existencialmente en crisis”, aplaudan la
extravagancia del predominio ególatra, el arte se transformará en indescifrable
e inapreciable. Pero no pretendo alarmarles, aún existen creadores con sentido
común, y repito esto –con sentido común--. Cuando digo sentido común me refiero
a quienes tienen conciencia colectiva o sentido del todo y siempre.
Vicente Aguilera Cerni, en su
libro El Arte Impugnado, dice que hay
una gran diferencia entre los artistas: “existen los que optan por vender su
alma al diablo y los que optan por ofrecer su alma a la necesidad histórica”.
Cuando se es débil es fácil caer en la tentación ante la opción de lo más
fácil, del menor esfuerzo.
Nuestra realidad actual se está
debilitando, nos faltan emprendedores perseverantes y ambiciosos que persigan
lo grandioso, lo monumental y lo excelente.
Parece ser que las “tendencias
justificantes” se han extralimitado. Hemos llevado a extremos inadecuados los
conceptos de honestos creadores, que originaron sinceras exploraciones, y sin
darnos cuenta hemos transformado, por ejemplo al minimalismo, en la propuesta
de lo mínimo. Lo uno, no tiene nada que ver con lo otro. El minimalismo no
consiste en trabajar menos, o en ofrecer menos. El minimalismo es una actitud
esencialista.
La inquietud minimalista se
inició con la exploración de lo esencial en el arte, en base al contenido de los elementos fundamentales
del arte. En esta exploración se llegó a la conclusión de que lo mínimo no se
puede concebir como singularidad única, sino, como singularidad múltiple.
El elemento base de la gráfica y
por lo tanto del color, es el punto. Este elemento simple, resultó no ser una
singularidad, puesto que todo punto contiene centro y periferia, contiene
posiciones arriba y abajo, izquierda y derecha; además el punto es producto de
una necesidad y por lo tanto se establece al realizarlo una relación de causa y
efecto o de contenido y forma, y, no sólo eso, también el punto determina al
realizarse y por ser circular, superficies cóncavas y convexas. Estas
dualidades de carácter y forma, centro y periferia, cóncavo y convexo,
transforman al punto en una singularidad, porque es un solo punto, pero,
múltiple, por su múltiple contenido.
De estos descubrimientos no se
sabe nada. El que escucha minimalismo asume de inmediato que debe hacer lo
mínimo, cuando la originalidad del minimalismo reside en encontrar los aspectos
básicos y fundamentales del arte, lo que reside en el origen de lo creado. Pero
no quiero desviarme de mi intención inicial que es la de ofrecer una
explicación sobre qué es creación.
¿Qué es crear?
Lo inmediato sería responder con
él: “es hacer algo de la nada”. Pero, ¿es eso cierto? Bueno es lo que
todos dicen y si lo dicen todos ¿Cómo van a estar todos equivocados? De lo que
no nos damos cuenta aquí, es, de que
estamos utilizando dos conceptos de los que generalmente conocemos muy poco, me
refiero a los conceptos - algo y nada -.
Vamos a ver qué sería la nada, puesto que el
“algo” se sobreentiende que es producto de la nada. Lo que estamos
afirmando de manera categórica puesto que ni lo dudamos, es que la nada es la
causa de algo. ¿Será esto completamente cierto?
Entendemos a la nada como
--ausencia de todo-- ¿Será posible crear algo en ausencia de todo?
Crear sabemos que es un acto
volitivo en sí, es una fuerza convertida en acción. Para que esa fuerza se
provoque o se realice es necesario de otras cuatro fuerzas, eso al menos es lo
que nos dice la física del movimiento “no hay fuerza sin dirección”, en otras
palabras el movimiento implica orden o dirección ordenada en un sentido. Para
que aparezca la dirección ordenada es necesario de la ordenación armónica de
cuatro fuerzas: fuerza inicial, fuerza centrífuga, fuerza centrípeta y órbita o
fuerza de revolución. Vemos, luego de estudiar un poco de física que la
creación no sería posible sin un orden establecido que es el que posibilita al
acto volitivo necesario para crear.
Otro aspecto contenido en
cualquier creación es el de ser “algo” originado, es decir un algo que
pertenece a un origen. Este “algo” es el efecto de una causa original, o la
forma de un contenido previo, o el objeto de un sujeto. Ese “algo” no puede
desligarse o separarse de su origen.
Todos sabemos también gracias a
la ciencia que la energía ni se crea ni se destruye, pero no todos los que
sabemos esto, hemos pensado a fondo en ello. Si la energía ni se crea ni se
destruye, existe siempre, ha existido siempre y existirá siempre. La energía
según esta afirmación es eterna. También sabemos que la energía es una
constante universal inmanente en la creación “todo es energía” esto transforma
a la energía en presencia constante. Podríamos continuar con el estudio hasta
profundidades sorprendentes pero vamos a quedarnos con estos dos atributos que
son los que necesitamos y nos bastan para determinar que la “nada” como la
entendíamos de –ausencia de todo- no es posible.
La constante e inmanente
presencia de la energía nos obliga a afirmar que la creación es otra cosa que
crear algo de la nada.
Crear es hacer sustancia algo
que originalmente no lo era. Es sustancializar una idea, es transformar una
energía inmaterial en material, pero esa transformación sólo es posible en base a
la mutua correlación entre energías. Por lo tanto, crear no es un acto mágico
en el sentido de que aparece algo de la nada. Por supuesto que la imagen formal
no existía antes, pero esa imagen formal no es producto de la ausencia de todo,
es producto de la transformación de una idea en sustancia. La imagen formal fue
previamente “necesidad causal”.
Crear es transformar. El artista
o creador transforma el mineral de la tierra en pigmentos, los pigmentos en
colores, los colores en formas, matices y tonos adecuados a la experiencia de
una realidad y de esta forma crea la imagen, que nos permite la
recognición necesaria para la
apreciación. En la creación de los “supuestos imaginarios” intervienen dos
inevitables: el creador y su objeto creado. Sin un sujeto creador, sea este una
necesidad, interés o deseo contenido en una persona o animal, es imposible la
transformación implícita en la creación. En otras palabras sin un sujeto
creador no puede existir el objeto creado.
Sujeto-objeto es la realidad
básica y fundamental para la creación. Además de un creador y de un objeto
creado es preciso que el creador contenga capacidades y habilidades, me
explico: El creador debe tener la capacidad de sentir la necesidad de crear
algo, además debe conocer cómo crearlo, es decir, debe tener una capacidad cognitiva, y también debe tener la
voluntad, el poder o la habilidad de realizarlo. Sentir la necesidad es un
aspecto emocional, lo que nos dice que el creador, sea quien sea, debe contener
aspectos emocionales. Conocer o comprender el cómo hacer es un aspecto
intelectual, lo que nos dice que el creador debe contener una capacidad
intelectual para saber crear. Y realizar el objeto, es producto de una
motivación que involucra poder y voluntad. Emoción, intelecto y voluntad son
aspectos necesarios en la sustancialización de un objeto creado, cualquiera que
este sea.
Curiosamente, la emoción del
artista, pretende satisfacerse con su trabajo, lo que obliga a afirmar que
deben existir contenidos en el objeto creado, algunos elementos de satisfacción
que son recibidos por el creador al apreciarlos. También pretende el creador,
aunque no sea consciente de ello, una
recognición de lo que hace; espera que lo que realiza, corresponda con
lo que pretende hacer, a pesar de que en ocasiones lo creado le sorprenda,
porque salió algo en lo que ni siquiera pensó, pero cuando lo afirma, lo recibe
como válido y se establece esa recognición de algo que es verídico para él.
Deben comprender que no estoy hablando de la recognición del tema, sino de la
recognición del objeto creado, objetos estos que son los que conforman la
totalidad del tema o proyecto. Si el proyecto es apreciado, es porque ha sido
reconocido por el creador. Esas casualidades que nos sorprenden y permitimos en
la labor creativa, las aceptamos porque nos agradan, nos son útiles o nos
interesan, lo que indica que las reconocemos como válidas. Por lo tanto la
capacidad intelectual del autor, se satisface con aquello que reconoce como
verdadero, en el objeto que aprecia al crear. La voluntad del creador pretende
que el objeto de su creación,
corresponda con sus expectativas de excelencia, sin las bondades
necesarias para satisfacer la motivación del autor, el autor no podría aceptar
su trabajo como válido. La validez del trabajo realizado motiva al autor a
apreciarlo una y otra vez.
No debemos olvidar que la
creación surge como necesidad de un propósito, esto no quiere decir que deba
ser objeto de un propósito determinado de antemano, con toda precisión y
claridad, no. Propósito es cualquier necesidad, interés o deseo por algo, por
lo tanto la necesidad inconsciente de explorar en la labor creativa es ya en sí
mismo un propósito.
Con todo esto podemos concluir
explicando que creación es un acto volitivo en el que intervienen aspectos
emocionales, intelectuales y motivantes, que establecen una relación de
correlatividad, semejanza y parecido entre el creador apreciador y el trabajo u
objeto creado.
Poéticamente hablando podemos
decir también, que creación es una ausencia que encuentra en su desarrollo
aquellos elementos que le dan forma.
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